-Mmm, algo estás haciendo mal. No, desarmalo.
Te falto pasar la corva izquierda por adelante. Ese tipo de frase que me parte el alma cuando el sábado a la tarde estoy colgada a quince metros del piso de la tela con ese olor terrible a muchas personas, con calor y la malla que me tengo que poner para que la susodicha tela no me queme un pedazo de espalda, con las piernas y los brazos doloridos de tantas vueltas que ya di.
Nada duele como que te hagan bajar de allá arriba cuando te sentis tan bien (a pesar del cansancio te sentís genial!) y te costó tanto llegar. Eso pensaba cuando hoy se me enganchaba la remera con un nudo mientras finalizaba con cero elegancia la rutina para la Muestra del 29 de noviembre. No quiero bajar de lo alto, acá nadie jode y corre vientito.
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