Good Times, Bad Times

Tuve otra semana de miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiierda. Pero ahora mismo, lunes a la madrugada, mientras escucho 'Tommy' en vivo por cuarta vez consecutiva, tomé una desición: nada va a parame. Por lo menos esta semana. No voy a ofenderme, a estar de mal humor, no voy a permitir que nada me arruine la maravillosa semana que se viene.
Ni que el martes haya prueba de derecho; la pila de platos que va a haber para lavar mañana en la casa de mi papá; la clase de dos horas de geografía con su profesora 'mala', suena inocente, pero es una mina maldita, como las que no hay; la prueba de tecnología de la información y las comunicaciones; las caras de orto de toooooooooooooodos en el curso por el solo hecho de tener que vernos las caras en un día más para estudiar; nada, nada va a aguarme la fiesta de vivir. Y no va a ser dificil.
Voy a despertame con The National Anthem, a peinarme, pintarme y ponerme ese uniforme con alegría, a abrir la ventana de mi habitación para que se ventile el olor permanente a cigarrillo y encierro en el que se califica la casa de mi viejo sin malestar, es más, voy a ser la primera en levantarme. Si, lo voy a hacer o por lo menos lo voy a intentar, voy a sonreírle a la gente, por favor, gracias, pase señor. No me va a importar nada de lo que pase, voy a tener días calificables como buenos.
Y seguro esta semana me van a pasar todas juntas, pero ahí está la cosa, en que no importe.